El debut de la diabetes

Para el primer artículo de la diabetes de mi hija describiré cómo ésta se presentó.

Mi hija era una niña alegre y saludable. A nosotros, sus padres, nos parecía que su dieta era adecuada, como la de cualquier niña de su edad, aunque algunos alimentos se le hacían más difíciles de comer. Al lado de su hermana, dos años menor, se veía que tenían complexiones distintas, la mayor más finita y la menor más rellenita. Sin embargo, el seguimiento realizado por su pediatra mostraba que su desarrollo era completamente normal para su edad. Para nosotros las diferencias entre ellas se debían a que la hermana pequeña solía tener más apetito que la hermana mayor. En definitiva, hasta ahora todo normal.

Una mañana notamos que nuestra hija mayor se había orinado en la cama. No le dimos mucha importancia, la noche anterior había cenado atún y había bebido mucha agua. Pasaron dos días sin que notáramos nada. Al tercero, nos fijamos que volvió a pedirnos mucha agua tras la cena. Estuvimos pendiente de que fuera muchas veces al baño antes de acostarse, para que no volviera a orinarse en la cama. Pero, habiendo hablado alguna vez con mi mujer de los síntomas característicos de la diabetes, polifagia (aumento del apetito), polidipsia (aumento de la sed) y poliuria (aumento de la micción), los cuales yo conocía por haber completado la carrera de medicina, ella me comentó «¿Tendrá la niña diabetes?», a lo que contesté «¿Por qué piensas en esas cosas?». El día siguiente transcurrió sin incidentes, aunque ya estábamos un poco alerta. En la tarde del quinto día ocurrió algo que ya no era habitual. Nuestra hija acababa de merendar con su hermana, tras lo cual no solía comer nada más hasta la cena. Entonces se dirigió a mí pidiendo algo más de merienda, le pregunté qué quería y me respondió que un bocadillo de salchichas. Dudando que se la fuera a terminar, le preparé media pieza de pan con las salchichas, y ella se la comió muy rápido y con mucha ansiedad. Fue entonces cuando decidimos consultarlo con su pediatra.

Al comentarle el caso a su doctora, ésta nos preparó un volante para que le realizáramos un análisis de sangre y orina a nuestra hija, pidiéndonos que le enviáramos los resultados por email en cuanto dispusiéramos de ellos. También nos transmitió mucha tranquilidad, ya que la niña no se encontraba en una situación de riesgo. El resultado de la analítica mostraba un nivel de glucosa en sangre de 114 mg/dl en ayunas y presencia de glucosa en orina. La respuesta de la pediatra fue reservarnos una cita urgente con el endocrino para el día siguiente. Recuerdo que pase toda la tarde revisando la información médica de la que disponía sobre la diabetes. Y que mi conclusión (o anhelo) fue que si el límite normal de la glucemia era de 110 mg/dl, esos 4 mg/dl de más que tenía mi hija entraban dentro del margen de error del analizador. Ya en la consulta, el endocrino nos explicó que la niña estaba debutando con una diabetes tipo 1, y que en ese momento estaba experimentando una pre-diabetes. Nos citó en el hospital para realizarle unas pruebas dos días después, y estás confirmaron que nuestra hija tenía una diabetes tipo 1.

Así fue como debutó la diabetes de mi hija mayor. He preferido dejar para otro artículo las experiencias que vivimos en el hospital hasta volver a casa con ella. Hasta ese momento, en el transcurso de quince días nuestra hija paso de ser considerada «sana» a «padecer» una diabetes tipo 1. Destaco los términos «sana» y «padecer» porque sus significados dependen mucho del color del cristal con que se mire. Ha pasado un año desde entonces, y mi hija es una niña alegre y saludable, como cito al principio de este artículo. De hecho, ella transmite y se siente más alegre y saludable que antes. Y esto se debe al trabajo que realizan la pediatra y el endocrino que siguen su evolución, y también al que realizamos en casa el papá y la mamá.

Quiero finalizar este artículo de debut en el blog, transmitiendo un mensaje de ánimo, responsabilidad y apoyo a los padres de hijos con diabetes tipo 1. Ánimo para convenceros de que lo que inicialmente parece un obstáculo, realmente puede convertirse en una ventaja para el desarrollo de vuestros hijos. Responsabilidad para que os sintáis parte fundamental de la evolución física y mental de ellos en relación a su diabetes. Y apoyo para todos esos momentos difíciles que ocurren y que os hacen dudar de la utilidad de lo que hacéis.

1 comentario en “El debut de la diabetes

  1. Marta tiene la gran suerte de tener unos padres como vosotros. Os doy las gracias en nombre de todos los niños con diabetes mellitus tipo 1 y de sus familias. Iniciativas como la vuestra son las que hacen el difícil camino de vivir con diabetes mucho mas fácil. Os animo a mantener y cuidar este blog y os ofrezco toda la colaboración que desde nuestra Unidad de diabetes os podamos ofrecer. ¡Enhorabuena!

Deja un comentario